1ª Reunión: HUMANOS CON MUCHO ARTE
Crucé planos
dimensionales a toda prisa, llegaba tarde a la cita. Era la primera vez que
asistiría como enviada espacial de la Tierra a la reunión que se había
convocado, con motivo de actualizar los sucesos que se estaban produciendo en el
planeta.
La Comisión
Intergaláctica había realizado un llamamiento expreso, para que un
representante de cada estrella, constelación y planeta de la Vía Láctea,
estuviera presente en este concilio, que venía exigido por requerimiento de un
elevado número de seres vivos que habitamos en el Planeta que nosotros llamamos
Tierra, pero que en el Universo se conoce como GAIA. Me presento, soy Aram, una
humana terrícola con ganas de acabar con mi propia estupidez como humana y también
como terrícola. He decidido hacer un experimento. He decidido dejar de fijarme
en todo lo que ocurre fuera y centrarme en lo que tengo dentro. Así, en esta
chulería que Dios me dio, me he prometido a mí misma trabajar como mediadora
entre Gaia y el Universo, esto es lo que me ha salido de dentro. He pensado, que
si fuera no hay solución ni remedio, pues lo busco dentro y a ver que me
encuentro. Irme hacia mi interior es fácil, nadie te pone pegas, sólo tú misma.
Nadie te dirige, sólo tú misma. Nadie te exige, sólo tú misma y así en esa
intención, me he aventurao a realizar viajes intergalácticos. Mi sorpresa fue
cuando se me apareció un ser que dijo acudir directamente de la Estrella de
Sirio, me entregó una invitación formal para que acudiera hoy a la Mesa del
Concilio Universal, una mesa que nos reúne a todos y donde se ponen de
manifiesto las tribulaciones humanas, con el objetivo de acabar con el
infantilismo planetario.
De este
sorprendente modo, decidí crear Cósmic Cómic de Luxe, un diario intergaláctico que
iré escribiendo, para explicar estas reuniones y como entre todos los
participantes, llegamos a entendimientos. A mi regreso, lo pondré de manifiesto
y comprobaré en mis propias carnes, si lo que se decide allí, es viable entre
mis congéneres humanos.
En esta
ocasión, y siendo la primera vez que asisto a la reunión, intentaré transmitir
lo que cada interlocutor, me inspira.
Al tomar
asiento, presentí que todas las miradas estaban puestas en mi persona, me
acojoné, perdón acongojé. Me encogí, avergonzada, por todo lo que me pudieran
decir como ente humana, agaché la cabeza, en señal de humildad y me dispuse a
sentir las increpaciones. No me defendería, no tenía forma de defender lo que
en mi planeta ocurría, así que cerré el pico y aguanté el abucheo. Lo
sorprendente fue que nadie me increpó o abucheó. Nadie dijo nada. Era extraño,
sólo comprensión y confianza. Entonces una voz me dijo al oído:
-
No te fíes,
están dejando que te lo creas, que te pienses que son buena gente. Seguro que
cuando menos te lo esperes, zasca, te caen todas las culpas, insultos, y acusaciones…
-
Calla!!! –
conseguí decirle a esa voz obtusa y cerrada que siempre me está infringiendo
miedo para que no consiga lo que quiero. Le costó, pero se calló.
Dispuesta a
escuchar y tomar nota de todo lo que allí se dijera sobre la raza humana, me
erguí y con cierta inseguridad pero con decisión, los miré a todos, uno a uno,
estableciendo contacto con ellos, por más extraños y diversos que en su energía
fueran, pues los había de todos los colores, de todas las formas, alturas y
arquitecturas imaginables. Nada que ver con lo que nos muestran en las
películas. Puedo asegurar que todos los extraterrestres tienen algo en común: a
todos les interesa lo que sucede en nuestro planeta, de eso me di cuenta al
momento.
Pedí
disculpas y seguí guardando silencio exterior que no interno, pues la
pesadísima voz interior, seguía molestándome para boicotear aquel cósmico
instante tan interesante.
-
Vigila a
aquel tan azulado, el de los ojos con mirada de cocodrilo. Este seguro que es
maligno y te va a pedir cuentas que no vas a poder pagar en años.
-
Calla de una
vez, no pienso escucharte. Sus ojos de cocodrilo son atractivos, me mira
fijamente para estudiarme detenidamente, nada más. Cállate, no hables. Déjame
en paz.
Entonces un
aventurado ser de fina esencia, armoniosos movimientos, anunciando que procedía
de Venus, tomó la palabra:
-
Gaia es una
alarma en nuestra galaxia, la contaminación que ejerce sobre el entorno
cósmico, es difícil de valorar. Cada vez que intentamos una incursión, somos
bastamente anulados. Proponemos que sean nuestras habilidades, las artes, las
herramientas con las que potenciar a todos los humanos que así nos lo pidan,
para que en conexión con su sensibilidad, consigan aplacar la ira que los
corroe. Es importante decir que hoy por hoy nuestro mayor detractor, todavía no
está dispuesto a comprender la necesidad de nuestra presencia en Gaia –
finalizó su intervención mirando fijamente al marciano.
Sin darme
tiempo a asentir, a pensar o a opinar, otro ser, de limpia piel, cráneo fuerte
y sensible, hábil con la dialéctica, esta vez originario de Mercurio, continuó:
-
Existe,
desde nuestro prisma, un importante problema. La viscerabilidad humana, impide
que se realice una reflexión profunda de los hechos, antes de pasar a la
acción. Esto provoca que sean las emociones instintivas de autodefensa por la
supervivencia, las que dirijan la acción a unos efectos de ínfima eficacia, que
los arrastra de nuevo a un bucle de lucha, sin principio ni final. Proponemos
que se introduzcan en las enseñanzas, la educación reflexiva para el
autocontrol del instinto animal que todavía está arraigado en el ser humano
actual. No todos han conseguido trascenderlo. Véase algunos ejemplos.
Una pantalla
en 3D comenzó a emitir secuencias de imágenes en las que en la parte superior
se veían las progresiones evolutivas del hombre animal a hombre divino y en la
parte inferior, la reales, es decir, lo que no se había conseguido.
Los
presentes asintieron y a la vez me miraron como si quisieran ver mi parte
animal y mi parte divina, en qué proceso de desarrollo se encontraban. Me
levanté y me dejé ver. No puedo decir qué fue lo que vieron de mí, pero se
produjeron grandes corrillos, unos murmuraban y me señalaban en diferentes
áreas del cuerpo y otros asentían como diciendo que ya preveían que se iban a
encontrar aquello. Yo al final, me quedé sin saber cuáles eran las
conclusiones.
De nuevo se
hizo un silencio, mientras los presentes asentían en aceptación a la
intervención del mercuriano. Entonces… Una entidad, alta, esbelta, de cráneo
alargado, ojos grandes, ovalados, perfecta mirada, limpia y cristalina, con
insignificante cabello, voz femenina y concreta, pidió paso para intervenir:
-
Desde las
antípodas siderales, en la Constelación de Lira, hemos acudido a esta reunión
con el firme propósito de colaborar en la disolución de los planes estratégicos
firmados en un antiguo acuerdo, para instar a las curias en el ejercicio de
retomar el ritmo que merece nuestro Universo y que sea de forma global, la
manera en la que los oprobios son arriesgados en formas de vida alejadas de
Gaia. La liberación humana está comenzando a producirse, pero los episodios
adversos, están deteniendo el proceso de regeneración planetaria que se previó
en su día. Lira entrará en forma de guardián para garantizar que lo aquí
acordado, se cumpla.
Uuuaauuuu –
pensé - vaya discurso. Cualquiera le dice algo a esta. Sin darme tiempo a
recapacitar sobre esta intervención, otro ser tomó la palabra:
-
Nosotros,
desde Orión – comenzó diciendo una entidad de alto porte, alta extirpe y alta
eficacia en el Universo -, vamos a legislar, atañéndonos a las imploraciones que
los diversos seres vivos del este planeta están haciendo, para que de una vez
se consiga proceder a la oportuna transformación que tendrá como resultado la
incipiente novedosa vida planetaria. Cada…
Ya no pude
más…
-
Por favor… -
intervine interrumpiendo, no sin vergüenza ni temor – me permiten opinar. Creo
que todas sus intenciones son maravillosas y que seguramente serían un regalo
para todos nosotros, pero también considero que somos los auténticos
responsables de lo que está ocurriendo y por ello, les pido otro tipo de ayuda
a la que están ofreciendo.
Un silencio
cósmico se produjo. Nadie osó mediar palabra. Todos mostraron un gran interés
en escuchar lo que tenía que decirles. Así, con una gran fuerza de voluntad
interior, hablé, no lo hice en nombre de nadie, lo hice en nombre de mi propia
experiencia:
-
Hemos tomado
conciencia de lo absurdo de nuestra forma de vida. Hemos sacrificado mucho en
conceptos caducos. Hemos oprimido demasiado, atascados por los miedos que nosotros
mismos nos hemos infundido. Hemos causado suficiente daño como para que ahora,
seamos nosotros quienes lo resolvamos. El Universo, en su inmensidad y en su
diversidad, nos ha dotado a través de todas sus Estrellas, Planetas,
Constelaciones, etc… de fuerzas cósmicas de valiosísimo interés. Así como hemos
sabido, las hemos ido acogiendo y las hemos vivido, pero… - entonces, me dirigí
expresamente al Señor de Marte, un ancianito, bastante feo, encogido, con cara
de pocos amigos y muchos enemigos, que me miró con desconfianza – sí, le miro a
usted por un motivo – me arriesgué a decir - he guerreado contigo con todas mis
fuerzas y posibilidades. He crecido. He comprendido. He luchado hasta hartarme
de tanto soldado. He entendido cual ha sido tu labor en nuestro planeta, pero
ahora te digo que es el momento de retirarte. Te lo ruego: VETE POR DONDE HAS
VENIDO. Se te ve cansado, agotado de la vida, de tanta guerra y tanta
estrategia para defenderte de todo. Siempre a la defensiva, siempre creyéndote
que si no te defiendes estás muerto.
Estoy de acuerdo con Venus – afirmé mirando a
la entidad cuya belleza abarcaba todo el espacio sideral - es el instante de
que veamos, sintamos, acojamos a otras muchas fuerzas. Venus, muchos humanos
hemos comprendido tu función. Hemos canalizado nuestro horror a través de la
belleza que sólo tú nos muestras. Es el momento de que todos te vean, te amen y
te quieran con toda tu esencia. Es el momento en el que nos arropes, pero no
como si fuéramos niños pequeños, sino como musa e inspiración de nuestro
quehacer diario. No más guerra, ni dentro, ni fuera.
Venus, se
puso en pie y con su gran arte para hablar dijo:
-
Estamos
dispuestos a hacerlo. Nos comprometemos a imprimir de pasión a todo humano que
agotado, esté decidido a conocerse desde otra visión. Nos comprometemos a
arropar a todo aquel que desee descubrir y poner en práctica su verdadera
vocación, la única que lo hace feliz. Nos comprometemos a que cada ser humano
obtenga la posibilidad de materializar sus sueños, esos de los que siquiera
puede hoy recordar, pero que en su momento, guardó en un baúl de la verdad.
Mientras
Venus se comprometía ante la mesa intergaláctica, uno a uno de los asistentes,
iba poniéndose en pie en señal de apoyo a aquella primera iniciativa de
transformación planetaria en Gaia. Era vital que cada ser humano, se fuera
haciendo consciente de sí mismo y de que incorporar a su vida las hermosas
fuerzas venusianas, iba a servir para abandonar de una vez por todas, sus
deseos instintivos bélicos para transformarlos en una voluntad firme y de
hierro, donde la iniciativa para tomar las riendas de la vida en la dirección
elegida, se hiciera sin armas, sino con valentía.
Respiré toda
la fuerza y la certeza de aquel momento y al hacerlo, sentí como todas las
municiones y armamento que guardaba en la recámara de mi interior, se iban
cayendo, mientras otras se iban perdiendo entre la locura de un pasado
impregnado de sangre, carente de amor.
-
Te lo dije –
le hice saber a mi boicoteadora voz interior – no teníamos nada que temer, los
extraterrestres son nuestros aliados. Los enemigos sólo están en el temor a
perder lo que conoces por miedo a lo que desconoces. Venus es ahora nuestro
propósito. El humano que no se permita expresar su artística creatividad,
creerá que sigue viviendo en marte y allí morirá.
Todos los
presentes en la mesa pudimos ver como el anciano marciano, se despedía de todos
para retirarse y madurar todos los acontecimientos bélicos con los que se había
impregnado el planeta en su evolución. Marte, no era un enemigo, también era un
aliado, pero ya había finalizado su labor. Todos le aplaudimos y le deseamos lo
mejor.
Sólo yo pude
ser testigo de cómo Venus lloraba en silencio, en su inmensa capacidad de amar,
hubiera querido curarle todas sus heridas a aquel soldado que por fin, había
finalizado su milicia.
******
-
Agnés!!!
Está la mesa puesta ¿Cenamos…? – escuché entre el vaho estelar a mi compañero anunciarme
que era la hora de cenar -. Perdona, no sabía que estabas meditando – se
disculpó, sosteniendo una apetitosa ensalada de vegetales y frutos diversos,
perfectamente aliñada.
-
Si, si,
ahora vengo.
Mientras me
deleitaba saboreando un trozo de mango aderezado en tan buena compañía, me
atraparon las ganas de acudir a mi escritorio y desde la pasión por la
escritura, crear una serie de artículos en los que relatar mis reuniones
intergalácticas. Y así lo hice, esperé a que Bretón se quedara dormido en el
sillón y sin más escribí: Cósmic Cómic de Luxe – 1ª Reunión: Humanos con mucho
Arte.
Joanna Escuder